Un gran número de familias en su mayoría madres cabeza de hogar de escasos recursos, consiguen de manera ilegal la cannabis y la preparan de manera artesanal y anti-higiénica en sus cocinetas de gasolina, usando las pailas donde cocinan sus alimentos, asumiendo todo tipo posible de riesgos, con tal de aliviar el sufrimiento y las convulsiones de sus hijos con epilepsia.
Hacen esto ante la impotencia que les produce, que los medicamentos que les dan en el servicio de salud, no logran ofrecer una mejoría real y evidente en sus hijos, que siguen convulsionando y sufriendo esta terrible enfermedad.
Alguien les contó, sobre las bondades y efectividad del extracto de aceite de cannabis medicinal (CBD – la parte buena del Cannabis) y sin pensarlo mucho han empezado a prepararlo para darlo a sus hijos. Los buenos resultados han generado varios movimientos de mamás que usando las redes sociales, han empezado a contar los testimonios de sus hij@s.
Este es un tema de salud pública, que se está repitiendo en todos los países del mundo, hay países como Chile, donde lo que esta ocurriendo es que el cannabis medicinal se está importando de laboratorios canadienses y vendido a unos precios tan altos que familias de escasos recursos no pueden comprarlo y están optando por cultivar el cannabis de manera ilegal para preparar el aceite de cannabis medicinal también de manera ilegal, a un precio más razonable para ellos.
Colombia es un país privilegiado, en agosto del año 2016 el Congreso colombiano aprobó una nueva ley que regula el uso medicinal de la cannabis, procuremos trabajar de manera conjunta para poner nuestro aporte y poder ente todos solucionar el drama de madres cabeza de hogar de escasos recursos con hijos sufriendo las convulsiones de la epilepsia, seamos ejemplo para los demás países del mundo y hagamos un frente común para evitar que las grandes multinacionales nos conviertan en un gran maquilador de la cannabis, y que perdamos todos sus beneficios, y que nos suceda lo que está ocurriendo en Chile, con un agravante y es que produciendo nosotros nuestra propia materia prima, tengamos que pagarla a precios excesivos, inalcanzables para familias de escasos recursos.
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The social drama of epilepsy
A large number of families, mostly mothers who are heads of households with limited resources, illegally obtain cannabis and prepare it in an artisanal and anti-hygienic way in their gas stoves, using the pots where they cook their food, assuming all possible types of risks, in order to alleviate the suffering and convulsions of their children with epilepsy.
They do this in the face of their impotence, that the medicines they give them in the health service, fail to offer a real and evident improvement in their children, who continue to convulse and suffer this terrible disease.
Someone told them about the benefits and effectiveness of medicinal cannabis oil extract (CBD – the good part of Cannabis) and without thinking much have begun to prepare it to give to their children. The good results have generated several movements of mothers who, using social networks, have begun to tell the testimonies of their children.
This is a public health issue, which is repeating itself in all countries of the world, there are countries like Chile, where what is happening is that medical cannabis is being imported from Canadian laboratories and sold at such high prices that families of scarce resources can not buy it and are opting to grow cannabis illegally to prepare medicinal cannabis oil also illegally, at a more reasonable price for them.
Colombia is a privileged country, in August of 2016 the Colombian Congress approved a new law that regulates the medicinal use of cannabis, let’s try to work together to make our contribution and be able to solve the drama of mothers head of household with children suffering the convulsions of epilepsy, let us be an example for the other countries of the world and let’s make a common front to avoid that the big multinationals turn us into a big cannabis maquiladora, and that we lose all its benefits, and that it happens to us what is happening in Chile, with an aggravating factor is that by producing our own raw material, we have to pay it at excessive prices, unattainable for low-income families.
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